jueves, 3 de junio de 2010

Otoño "forever".


Tarde sepia cargada de sollozos,
callejuelas de imágenes congeladas, distorsionadas.
Los arboles se inclinan besando el adoquín,
y un banco enmohecido guarda el recorte de su sombra.
Enmarañado en un soplo otoñal decadente,
que puntualmente cae sobre tu barba plateada,
te distrae de esa farola caleidoscópica,
acariciando tus oídos con melodías discordantes.
Así transcurren eternamente su sombra, la farola,
los adoquines, y el banco acunados
por los sollozos de una tarde sepia.

2 comentarios:

  1. Bueno, será porque los árboles tienen los brazos muy largos como para abrazarte. Estabas inspirado. Eso me agrada.

    ¡Me sorprendes!

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  2. Estaba melancólico sí, y la melancolía es una sensación que me da alas, como a todos creo. Q te agrade me agrada, y si los brazos mecen y acunan, y sus berrugosidades son dedos calmantes....No se que decir a lo de sorprender, digamos q estoy sorprendido por su sorpresa.
    Bacio.

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